Entradas

Mostrando entradas de febrero 1, 2008

Voces de media tarde

Después del fresquito que dejó la lluvia, volvió a aparecer el sol con punzadas transparentes. Las palomas volvieron a pasearse, las cotorras a robar frutas en los árboles y la chicharra a anunciar una tarde cálida. Recuerdo que cuando era chica, mi abuela rezongaba porque yo no quería dormir la siesta y pretendía obligarme inventando historias fantásticas para darme miedo. El resultado era totalmente opuesto: disfrutaba de cada cuento; decubría el sabor del silencio y el encanto de la soledad. Quizás la abuela me quería un poco, no sé. Yo no lo sentía. A vece me parecía que ella misma había protagonizado esas historias atroces con brujas y gualichos. Pero no me importaba. Era adicta esa adrenalina que me provocaba cada función. La abuela decía que era caprichosa. Puede ser... Cuando veía que era inútil tratar de asustarme me obligaba a costarme. Tampoco me importaba. Sabía perfectamente que de acostarme a dormir había un trecho que sólo mi voluntad cruzaba. No creo que me quisiera m