Domingo

Día acalorado en Buenos Aires.
Se levantó un poco de viento para refrescar la noche... ¡Qué delicia!
Con qué poco algunos conocemos la felicidad. Otros, en cambio, son capaces hasta de matar por un capricho... como chacales..., me asustan.
Por eso me gusta escribir.
En cada página puedo matar, resucitar, modificar, crear... ¡Cambiar la historia si se me antoja!
Mis personajes me obedecen, me aman, me temen...me necesitan para existir.
Es, quizás, jugar a ser como Dios...
PERSIS

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