Un premio que estimula

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Mi amiga Romina de La traición de la luna ha recibido un bien merecido premio que quiso compartirlo con otros blogs. Los que enumeró en su entrada, son blogs de una calidad impecable. En mi caso, que no me considero merecedora de estar en esa lista, es un estímulo potente que me lleva a escribir más.
Quizás porque recientemente (hace muy poquitos días) haya llegado a la quinta década, las cosas no se me presentan de la misma manera. Hoy las entiendo diferente.
Probablemente, por mi propia experiencia, daría una respuesta más indulgente a lo que me contó una vez Rita, una compañera de trabajo.

RUIDOS COMUNICACIONALES

Hacía mucho tiempo que Rita miraba el espejo de reojo por temor a ver que su intento por disimular el paso de los años era inútil. Hacía todo lo que estaba a su alcance; todo consejo era bienvenido si le prometía, al menos, retrasar la aparición de una arruga. Kilos de cremas, eternas listas de dietas "anti age", conocía a la perfección los "100 trucos para parecer más joven", de la misma manera que podía recitar de memoria las "10 cosas que envejecen", los "7 pecados contra la juventud" o los "20 consejos para parecer 10 años menos" que publicitaban las revistas.
Nada de eso le daba resultado. Por más esfuerzo que hacía, cada vez tenía que retocarse más seguido las raíces de sus canas y a justificar la aparición de esas bolsitas debajo de sus ojos como producto del exceso de trabajo.
El paso del tiempo era inevitable.
Lejos de resignarse, optó por quitarse los lentes y maquillarse mejor. Sólo usaría las gafas para leer, así sus ojos se verían más jóvenes y despejados. En cuanto a su ropa... bueno..., quizás con un cambio de guardarropas ...
Así salió a la calle, a demostrar su juventud escondida. Llena de energía, su imagen decía resuelta: "¡acá estoy!". A cien metros de su casa ya estaba arrepentida. "No quiero ser una vieja ridícula", decía, "quiero envejecer dignamente", pero ya era tarde para volverse sobre sus pasos.
- Buenos días, señora - le dijo el encargado del edificio. Esa era otra de las cosas que había tenido que acostumbrarse: a que la llamen "Señora" o que la traten de "Usted".
En mi país esas dos palabras están reservadas para las personas "mayores", mientras que el tuteo, o el trato más informal, se utiliza con los jóvenes. Sin duda, Rita estaba en decadencia.
Estaba por cerrar la puerta el ascensor cuando un hombre joven que venía corriendo la detuvo y subió a compartir el viaje con mi amiga.
Rita estaba incómoda y comenzó a arreglarse el cabello en el espejo para disimular. Fue entonces cuando descubrió que el muchacho la miraba fijamente desde el otro extremo con una sonrisa que se le iba dibujando de a poco.
Mi amiga se sintió alagada, consideró un cumplido del muchacho a pesar de la evidente diferencia de edad. De pronto, sus hormonas interrumpieron sus jóvenes fantasías y le recordaron que ya no tenía más estrógenos en su corriente sanguínea. Un sudor perlaba su labio superior y la frente a la vez que un rubor iba desparramándose desde el cuello hasta cubrir todo el rostro y como verdaderamente se le incendiaba la cabeza.
-¡Qué papelón! - pensó y disimuladamente sacó un pañuelito e papel para borrar las huellas de aquel bochorno. Mientras tanto, el hombre con quien compartía el viaje en ascensor la seguía mirando insistentemente.
-¡Hace calor! - dijo Rita mientras se abanicaba con un folleto que le habían dado en la calle
- ¿Le puedo dar un beso? -le dijo el muchacho con naturalidad.
Rita no sabía cómo tomar ese pedido. Las hormonas, la situación, la intimidad del ascensor... sus ojos desorbitados no expresaban sentimientos sino confusión.
-Quiero darle un beso - insistió el joven con firmeza- ¿Puedo?
Rita, aturdida, balbuceaba si poder unir palabras. Inesperadamente, el muchacho se echó a reír a carcajadas y se le acercó con confianza
- ¡Soy yo! - le dijo- Mauri, ¿Se acuerda de mí, Señorita Rita? Yo fui alumno suyo en quinto grado.
Rita no sabía si reír llorar. Todo era muy grotesco. Sacó los lentes de cartera para ver mejor y allí estaba Mauri. Extrañamente los años no había pasado para él. Sólo estaba más grande, hecho un hombre pero con la misma mirada y la misma sonrisa que ella conocía bien.
Los años había pasado para Rita. Los había vivido bien, intensamente, dejando buenos recuerdos en su chicos.

Comentarios

Xabo Martínez ha dicho que…
Persis, felicidades por el premio y por el cumple y como dicen afortunadamente el corazon no envejece, y tu corazon rebosa vitalidad!!

a proposito del tema recorde esto de Ruben Bonifaz Nuño

Amiga a la que amo: no envejezcas.
Que se detenga el tiempo sin tocarte;
que no te quite el manto
de la perfecta juventud. Inmóvil
junto a tu cuerpo de muchacha dulce
quede, al hallarte, el tiempo.
Si tu hermosura ha sido
la llave del amor, si tu hermosura
con el amor me ha dado
la certidumbre de la dicha,
la compañía sin dolor, el vuelo,
guárdate hermosa, joven siempre.
No quiero ni pensar lo que tendría
de soledad mi corazón necesitado,
si la vejez dañina, prejuiciosa
cargara en ti la mano,
y mordiera tu piel, desvencijara
tus dientes, y la música
que mueves, al moverte, deshiciera.
Guárdame siempre en la delicia
de tus dientes parejos, de tus ojos,
de tus olores buenos,
de tus brazos que me enseñas
cuando a solas conmigo te has quedado
desnuda toda, en sombras,
sin más luz que la tuya,
porque tu cuerpo alumbra cuando amas,
más tierna tú que las pequeñas flores
con que te adorno a veces.
Guárdame en la alegría de mirarte
ir y venir en ritmo, caminando
y, al caminar, meciéndote
como si regresaras de la llave del agua
llevando un cántaro en el hombro.
Y cuando me haga viejo,
y engorde y quede calvo, no te apiades
de mis ojos hinchados, de mis dientes
postizos, de las canas que me salgan
por la nariz. Aléjame,
no te apiades, destiérrame, te pido;
hermosa entonces, joven como ahora,
no me ames: recuérdame
tal como fui al cantarte, cuando era
yo tu voz y tu escudo,
y estabas sola, y te sirvió mi mano.

Rubén Bonifaz Nuño
Mónica Cristina Cena ha dicho que…
¡IMPACTANTE! La vejez es algo que las docentes tomamos con más humor que en otros rubros laborales, especialmente si somos de primaria o de Jardín de Infantes. En cada mirada, en cada palabra, en cada muestra de amor, los chicos comparten con nosotros su juventud para siempre. Lo que no quita que para alguien sea un tema serio y doloroso. ¡Gracias por tu visita, especialmente por esa hermosa poesía!
Colibrí ha dicho que…
Persis ,está muy bueno, esos recuerdos y los años que pasaron...
Pero siepre queremos estar o vernos mejores y no está mal, no tenemos que abandonarnos por el paso de los años, sólo por cumplir un par de decadas. En particular me gusta verme bien ,salir pintarme, por los demás, pero tambien por mi, creo merecerlo, que se yo, me pone bien me siento viva! eso...
Abrazos
Ester-Colibrí
Mariela Torres ha dicho que…
¡Felicitaciones por tu premio y feliz cumpleaños!

Muy hermoso texto, me hizo sonreír.

Besos.

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