No sé qué hacer
No sé qué hacer...
Mi admiradora Nro. 1, mi mamá, ha partido a la Casa del Padre. Tenía 86 jóvenes años, tres hijos, siete nietos, 6 bisnietos y un carácter envidiable.
No sé qué hacer...Hace dos días que partió ¡y siento un vacío tan grande...!
Hacía once años que papá partió primero y ella siempre esperó que la venga a buscar y que la invite a bailar un tango como lo hicieron durante 54 años.
Hace diez días que su cuerpito cansado nos dio un gran susto, pero ella nos consoló a todos... Me pidió que le cuente un cuento y no supe qué decir... Me había quedado sin palabras.
Hace diez días que su cuerpito cansado nos dio un gran susto, pero ella nos consoló a todos... Me pidió que le cuente un cuento y no supe qué decir... Me había quedado sin palabras.
Se me fue mi admiradora número 1
Espero encontrar el sentido de seguir escribiendo.
Sólo espero que mi papá la haya estado esperando en la puerta del cielo y que dulcemente, como hace tantos años atrás, la haya presentado, nuevamente ante Dios, como su esposa y compañera.
Mi ratita no partió con las manos vacías: llevó el fruto de su trabajo con el que ayudó a su esposo durante tantos años para mantener a sus hijos.
Mi viejita supo hacer la tarea que Tata Dios le encomendó: educó a sus tres hijos y les dio una profesión, hizo su casa codo a codo con su compañero, crió a sus nietos para que, nosotros, los papás, podamos trabajar y seguir creciendo; le dijo siempre SI a la vida y nos sostuvo de la mano fuertemente cada vez que dudamos enseñándonos a tener fe y esperanza.
¿Qué voy a hacer hora cuando legue de la escuela y pase al lado de su sillón y lo vea vacío?
¿A quién le consultaré viejas recetas?
¿Quién me contará las viejas historias de mis abuelos?
¿Qué le diré a mi nieto cuando me pregunte por la bisa?
Mi viejita aceptó la invitación al baile y llevó un montón de cosas lindas que cosechó en la tierra.
Se vistió con su mejor vestido y lo lució con la mejor sonrisa.
Estaba tan contenta de volver a encontrarse con mi papá, que se fue sin darme un beso...
...eso me pone triste.
Espero encontrar el sentido de seguir escribiendo.
Sólo espero que mi papá la haya estado esperando en la puerta del cielo y que dulcemente, como hace tantos años atrás, la haya presentado, nuevamente ante Dios, como su esposa y compañera.
Mi ratita no partió con las manos vacías: llevó el fruto de su trabajo con el que ayudó a su esposo durante tantos años para mantener a sus hijos.
Mi viejita supo hacer la tarea que Tata Dios le encomendó: educó a sus tres hijos y les dio una profesión, hizo su casa codo a codo con su compañero, crió a sus nietos para que, nosotros, los papás, podamos trabajar y seguir creciendo; le dijo siempre SI a la vida y nos sostuvo de la mano fuertemente cada vez que dudamos enseñándonos a tener fe y esperanza.
¿Qué voy a hacer hora cuando legue de la escuela y pase al lado de su sillón y lo vea vacío?
¿A quién le consultaré viejas recetas?
¿Quién me contará las viejas historias de mis abuelos?
¿Qué le diré a mi nieto cuando me pregunte por la bisa?
Mi viejita aceptó la invitación al baile y llevó un montón de cosas lindas que cosechó en la tierra.
Se vistió con su mejor vestido y lo lució con la mejor sonrisa.
Estaba tan contenta de volver a encontrarse con mi papá, que se fue sin darme un beso...
...eso me pone triste.
Comentarios
Y una brisa de afecto. Fabiana